viernes, 16 de mayo de 2014
La gente feliz
Dicen que la gente feliz lee y toma café y ahora me pregunto dónde habrán quedado las horas muertas ante un libro que parecía hablarme y me permitía soñar; dónde están las horas tomando café en cualquier lugar, instantes en los que la risa afloraba sola, porque en estos momentos me encuentro ante un libro que grita, en el que solo sé leer temor e incertidumbre y estoy bebiendo un café helado, pero nadie enfrente para suavizar la velada. Estoy rodeada de un mar tormentoso, esperando el salvavidas adecuado o simplemente, ser invencible para saber nadar en esta tempestad y por fin llegar a tierra firme.
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