Miré con desinterés todo lo que me rodeaba. Nada en aquel lugar podría parecerme siquiera distraído.
Una vez adentrada en mí, deje que los sentimientos que llevaban golpeando mi pecho con fuerza salieran a relucir a través de mariposas.
Mariposas de muchos colores, cada una representando una parte de mí. Me gustaban esos bichitos, eran hermosos y se les veía tan libres... Además duraban poco tiempo y yo no quería que mis sentimientos fueran eternos. Eran la representación perfecta.
Entonces comencé a bailar entre aquel revoltijo de mariposas. Me estaba volviendo loca y lo sabía, pero no me preocupó, todo iba bien, me sentía feliz.
Seguiría así hasta que volver a tierra se convirtiera en una necesidad.
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