-Un día precioso ¿no crees?-
pronunció aquellas palabras sin dirigirlas a nadie en concreto. Él
giró la cabeza en su dirección y contempló su perfil recortado por
la claridad de la tarde.
-Supongo que sí.- acertó a decir unos
segundos después. Ella esbozó una sonrisa a la nada y se tumbó en
el césped, él la imitó.
Trascurrió bastante tiempo hasta que
él se digno a romper el hermoso silencio que se había creado entre
ambos.
-¿Por qué siempre este lugar?
-¿Por qué no?- contestó manteniendo
los ojos cerrados, saboreando los dulces rayos de sol que acariciaban
su piel.
-Esa respuesta no me convence- Se
incorporó.
Ella abrió los ojos y lo miró con
sus intensos ojos negros.
-Porque quiero que este sitio sea
nuestro, estuve mucho tiempo viniendo aquí solo para encontrarte y
cuando por fin lo conseguí me dije que este sería el sitio perfecto
donde estar contigo.
Él no pudo evitar sonreír
abiertamente, con dulzura se acercó a sus labios y los besó con
ganas.