jueves, 7 de agosto de 2014

Después de la tormenta

¿Qué quieres que crea a estas alturas en las que el miedo me ha invadido y la desconfianza se ha vuelto mi reina? 
Sonríes a estas horas y dañas mi conciencia, quizás no exista maldad tras ella, pero es tarde y la oscuridad ya se encuentra sobre mi cabeza.
Cuantas mentiras gastadas para alguien irrelevante, cuanto daño hecho a la persona inadecuada y todo para nada.
Vienes, robas la inocencia y te vas porque crees que puedes, que tienes derecho a ello.
Entonces todo se vuelve contra ti, me rebelo sin miedo y caes.

La felicidad errónea.

Estuve pensando que la felicidad a tu lado resultaba fácil de alcanzar junto el dolor, incluso llegué a creer que era la única forma de alcanzarla, pero me equivocaba. Estos días la he saboreado y tú no estabas allí. La descubrí entre un grupo de auténticos desconocidos echados en la playa a las 5 de la mañana, observando la inmensidad de la noche y hablando de averigua tú que. La encontré escondida en una sonrisa agradecida, en las palabras de un ser querido y en una mirada cargada de ternura. Tanto tiempo engañada y ciega por tus mentiras que ahora estando sola, he renacido, veo luz. Sin embargo, tú pareces triste ¿por qué? ¿acaso para ser feliz necesitas que te necesiten? Yo que siempre creí ser la débil y ahora que la verdad nos golpea, veo que fue un error pensar eso.