Oigo risas a mi alrededor, pero no veo a nadie. La calle está vacía, aún así se escuchan murmullos, un chiquillo aparece de la nada y cruza corriendo de una acera a otra, no se digna a mirarme, ni siquiera habrá notado mi presencia. Silenciosa continuo mi camino, una brisa cálida me traspasa por dentro, giro la cabeza, pero sigue sin haber nada.
Seré el triste fantasma que no ve humanos, pero a estas altura, ya no creo en ellos.
lunes, 8 de diciembre de 2014
jueves, 7 de agosto de 2014
Después de la tormenta
¿Qué quieres que crea a estas alturas en las que el miedo me ha invadido y la desconfianza se ha vuelto mi reina?
Sonríes a estas horas y dañas mi conciencia, quizás no exista maldad tras ella, pero es tarde y la oscuridad ya se encuentra sobre mi cabeza.
Cuantas mentiras gastadas para alguien irrelevante, cuanto daño hecho a la persona inadecuada y todo para nada.
Vienes, robas la inocencia y te vas porque crees que puedes, que tienes derecho a ello.
Entonces todo se vuelve contra ti, me rebelo sin miedo y caes.
Vienes, robas la inocencia y te vas porque crees que puedes, que tienes derecho a ello.
Entonces todo se vuelve contra ti, me rebelo sin miedo y caes.
La felicidad errónea.
Estuve pensando que la felicidad a tu
lado resultaba fácil de alcanzar junto el dolor, incluso llegué a
creer que era la única forma de alcanzarla, pero me equivocaba.
Estos días la he saboreado y tú no estabas allí. La descubrí
entre un grupo de auténticos desconocidos echados en la playa a las
5 de la mañana, observando la inmensidad de la noche y hablando de
averigua tú que. La encontré escondida en una sonrisa agradecida,
en las palabras de un ser querido y en una mirada cargada de ternura.
Tanto tiempo engañada y ciega por tus mentiras que ahora estando
sola, he renacido, veo luz. Sin embargo, tú pareces triste ¿por
qué? ¿acaso para ser feliz necesitas que te necesiten? Yo que
siempre creí ser la débil y ahora que la verdad nos golpea, veo que
fue un error pensar eso.
miércoles, 9 de julio de 2014
Traición
Llevaba tiempo observando el brillo del puñal que él guardaba en sus bolsillos, pero nunca le había prestado demasiada atención,incluso llegó a olvidarlo, al fin y al cabo, el tiempo había pasado y había sido perfecto ¿por qué molestarse en pequeños detalles? y aquello le costó caro, justo en el instante en que el afilado objeto se hundía en su espalda comenzó a arrepentirse de todo. Se limitó a observar con rabia al portador del arma mientras lo maldecía a gritos, aunque sabía que la culpa era suya por ser tan necia. Él la miraba indiferente y en silencio, cuando creyó que la labor estaba acabada se fue, sin ningún tipo de remordimiento.
Ella se mantuvo tirada en el suelo durante un largo rato con los ojos muy abiertos e incrédulos, ajenos al mundo, mientras de la herida emanaba cantidades de sangre por doquier, por su lado fueron pasando personas que se dedicaban a sanar la herida e intentar levantarla del suelo. Con el tiempo consiguió volver a caminar y una nueva cicatriz adornaba su espalda, haciéndole compañía a otras.
Ella se mantuvo tirada en el suelo durante un largo rato con los ojos muy abiertos e incrédulos, ajenos al mundo, mientras de la herida emanaba cantidades de sangre por doquier, por su lado fueron pasando personas que se dedicaban a sanar la herida e intentar levantarla del suelo. Con el tiempo consiguió volver a caminar y una nueva cicatriz adornaba su espalda, haciéndole compañía a otras.
viernes, 16 de mayo de 2014
La gente feliz
Dicen que la gente feliz lee y toma café y ahora me pregunto dónde habrán quedado las horas muertas ante un libro que parecía hablarme y me permitía soñar; dónde están las horas tomando café en cualquier lugar, instantes en los que la risa afloraba sola, porque en estos momentos me encuentro ante un libro que grita, en el que solo sé leer temor e incertidumbre y estoy bebiendo un café helado, pero nadie enfrente para suavizar la velada. Estoy rodeada de un mar tormentoso, esperando el salvavidas adecuado o simplemente, ser invencible para saber nadar en esta tempestad y por fin llegar a tierra firme.
miércoles, 14 de mayo de 2014
Una historia interminable.
Se miraron con complicidad y se sonrieron como si pudieran leerse el pensamiento mutuamente. Los años habían pasado, pero no les pesaba sobre los hombros, habían estado tanto tiempo juntas que parecían comprenderse a la perfección, habían llegado al punto en el que solo una mirada bastaba para saber lo que le sucedía a la otra. Ellas que habían estado juntas desde la niñez, se mantenían en la vejez unidas como el primer día, ahora eran hermanas, no de sangre, pero si de corazón.
domingo, 16 de marzo de 2014
Cuando la noche llega.
La noche se echaba sobre ella,
hambrienta y oscura. Canciones sin destinatario escapaban de la radio
del vecino. El frío calándole el alma, humo en sus pulmones
inhalado del cigarro y el ruido de la ciudad envolviéndola por
completo.
La vida gritaba a aquellas horas y
nadie parecía querer escucharla a excepción de ella, todos dormían
y huían para no saber, para no afrontar la realidad. Cansados de
vivir en un mundo que no paraba, que realmente seguía sin ellos,
independiente y ajeno a todo en lo que su interior ocurría. Por
suerte existían valientes como la chica de la azotea que asumían
aquella realidad que a otros golpeaba. La noche existía para
vivirla, al igual que el resto del día, aunque fuera un par de horas
o incluso segundos, respirar el aire helado que la noche traía nunca
estaba de más.
domingo, 23 de febrero de 2014
Un final
Gritó mi nombre como solo lo hacen los locos cuando sienten miedo, en su mirada comprobé el desquicio que le provocaba no poder manejar la situación. Yo lo miraba como si fuera ajena a todo aquello, no me responsabilicé de su cordura perdida, ni de la angustia que le corroía por el cuerpo porque me marchaba.
¿Quién hubiera pensado que sería el loco quien tomara la decisión más exacta?¿qué hubieran dicho si vieran al cuerdo temer a la razón?
Jamás pensé que me serviría del silencio para gritar todo.
A 10 centímetros de la puerta y a 10 de la libertad y con toda la valentía que poseía, tomé aire y desaparecí de aquel lugar, pero, principalmente, me alejé de él.
¿Quién hubiera pensado que sería el loco quien tomara la decisión más exacta?¿qué hubieran dicho si vieran al cuerdo temer a la razón?
Jamás pensé que me serviría del silencio para gritar todo.
A 10 centímetros de la puerta y a 10 de la libertad y con toda la valentía que poseía, tomé aire y desaparecí de aquel lugar, pero, principalmente, me alejé de él.
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