Cuando vengas a buscarme recuerda el último lugar donde nos encontramos. Recuerda las miradas reacias al encuentro. Los labios temblando de los nervios. La piel erizada por el momento.
Haz memoria de mi imagen sobre aquella mesa de ese bar que había en el parque en el cual nos reuníamos los sábados a las 1 de la tarde en esos dulces día de verano, el Sol con fuerza hacía acto de presencia.
También es importante las palabras dichas y sobre todo el como, algunas fueron bruscas, otras llenas de cariño.
Busca el motivo de las despedidas, de los abrazos, de los besos. ¿Quién sabe? Quizás entonces comiences a comprender porque no puedes estar sin mí.